(SEMESTRE: FEBRERO 2014 - JULIO 2014)
LECTURA 4, PARCIAL 3
El fútbol a sol y sombra: “El hincha”
Una vez por semana, el hincha (1) huye de su casa y acude al estadio.
Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los
tambores, llueven las serpentinas y el papel picado: la ciudad desaparece, la
rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única
religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede
contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere
emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a
sus ángeles batiéndose a duelo contra los demonios de turno.
Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, Glup, traga
veneno, se come la gorra, susurra plegarias y maldiciones y de pronto se rompe
la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que
grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos. Con
miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los
árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos.
Rara vez el hincha dice: “Hoy juega mi club”. Más bien dice:
“Hoy jugamos nosotros”. Bien sabe este jugador número doce que es él quien
sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como
bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin
música.
Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido
de la tribuna, celebra su victoria, qué goleada les hicimos qué paliza les
dimos, o llora su derrota, otra vez nos estafaron, juez ladrón. Y entonces el
sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el estadio que se vacía. En
las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego audaz,
mientras se van apagando las luces y las voces. El estadio se queda solo y
también el hincha regresa a su soledad, ya que ha sido nosotros: el hincha se
aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de
ceniza después de la muerte del carnaval.
(1) Hincha. Persona que pertenece a la afición de un equipo
deportivo y lo sigue con pasión y entusiasmo.
* Extracto del libro “El fútbol a sol y sombra” de Eduardo
Galeano.