lunes, 2 de marzo de 2015

(SEMESTRE: FEBRERO 2015 - JULIO 2015)

LECTURA 4, PARCIAL 1

EL ÁRBOL DE LOS AMIGOS

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices 
por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. 
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro. 
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. 

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. 
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestra lo que es la vida. 
Después vienen los amigos hermanos, 
con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros. 
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien. 

Mas el destino nos presenta a otros amigos, 
los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. 
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. 
Son sinceros, son verdaderos. 
Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. 

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón 
y entonces es llamado un amigo enamorado. 
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies. 
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, 
tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. 
Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, 
durante el tiempo que estamos cerca. 

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, 
aquellos que están en la punta de las ramas 
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra. 

El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, 
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. 
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, 
alimentando nuestra raíz con alegría. 
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino. 

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. 
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. 
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. 

Habrá los que se llevarán mucho, 
pero no habrán de los que no nos dejarán nada. 
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida 
y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.

Jorge Luis Borges

(SEMESTRE: FEBRERO 2015 - JULIO 2015)
LECTURA 3, PARCIAL 1

SER LOCO ES ESTAR CUERDO


 ¡El mundo ha conocido locos tan hermosos! De hecho, todos los grandes hombres del mundo han sido un poco locos, locos ante los ojos de la masa. Su locura residía en que no eran desgraciados, no sufrían de ansiedad, no temían a la muerte, no se preocupaban por trivialidades. Vivían cada momento con totalidad e intensidad, y a causa de esta totalidad e intensidad, su vida se convirtió en una hermosa flor, estaban llenos de fragancia, amor, vida y risa. Pero esto hiere a los millones de personas que te rodean. No pueden aceptar la idea de que hayas conseguido algo que ellos no lograron; intentarán de todas las formas convertirte en un miserable. Su condena no es más que un esfuerzo por hacerte infeliz, por destruir tu danza, por arrebatarte tu alegría, para que así, puedas volver al rebaño.

Uno tiene que armarse de valor, y si la gente dice que estás loco, disfruta de la idea. Diles: "Tienes razón; en este mundo, sólo la gente loca puede ser feliz y alegre. Yo he elegido la locura con alegría, felicidad, y danza; vosotros habéis elegido la cordura con infelicidad, angustia e infierno. Nuestras elecciones son diferentes. Sed cuerdos y seguid siendo miserables; dejadme solo con mi locura. No os ofendáis; yo no me siento ofendido por todos vosotros; tanta gente cuerda en el mundo y yo no me siento ofendido".

Es cuestión de muy poco tiempo... Una vez que te hayan aceptado como loco, ya no te molestarán; entonces podrás salir a plena luz con tu auténtico ser, podrás abandonar todas tus falsedades.

Toda nuestra educación crea una división en nuestra mente. Tenemos que mostrar una cara ante la sociedad—ante la masa, ante el mundo—que no es necesariamente nuestra verdadera cara; de hecho, no debe serlo. Tienes que mostrar la cara que la gente aprecia, la que gusta a la gente, la que es aceptable para ellos, para sus ideologías y sus tradiciones; y debes guardar para ti mismo tu rostro original.

Esta división se vuelve insalvable porque la mayor parte del tiempo lo pasas entre una multitud, reuniéndote con gente, relacionándote con gente; raramente estás solo. Naturalmente, la máscara se vuelve cada vez más y más parte de ti, más aún que tu propia naturaleza.

Y la sociedad crea en todo el mundo un miedo, el miedo al rechazo, el miedo a que alguien se ría de ti, el miedo a perder tu respetabilidad, el miedo al qué dirán.

Te tienes que adaptar a toda clase de gente ciega e inconsciente, no puedes ser tú mismo. Esta es nuestra tradición básica en todo el mundo, hasta ahora a nadie se le permite ser él mismo.

En el momento en que el otro está ahí, te preocupas menos de ti; lo que más te interesa es la opinión que tendrán de ti. Cuando estás solo en tu baño, te vuelves casi un niño, a veces haces caras raras frente al espejo. Pero, si de pronto te das cuenta que un niño te está mirando por el ojo de la cerradura, inmediatamente cambias. Vuelves a ser el ordinario y viejo ser que eras: serio, circunspecto, como la gente espera que seas.

Y lo más sorprendente es que tú temes a esa gente y ellos te temen a ti: todo el mundo tiene miedo de todos los demás. Nadie se permite mostrar sus sentimientos, su realidad, su autenticidad y todo el mundo quisiera hacerlo, porque seguir reprimiendo su rostro original es un acto suicida.

Tu responsabilidad es únicamente hacia tu propio ser. No vayas en contra de él, porque ir en su contra es suicidarte, es destruirte a ti mismo. ¿Y cuál es la ganancia? Incluso si la gente te respeta y cree que eres un hombre muy sobrio, respetable y honorable, todo esto no va a nutrir tu ser; no te va a dar una mayor percepción de la vida y su tremenda belleza.

Estás solo en el mundo: has venido solo al mundo, estás solo aquí y solo dejarás este mundo. Todas tus opiniones quedarán atrás; únicamente te llevarás contigo tus sentimientos originales, tus experiencias auténticas, incluso más allá de la muerte.

Ni siquiera la muerte puede quitarte tu danza, tus lágrimas de alegría, la pureza de tu soledad, tu silencio, tu serenidad, tu éxtasis. Lo que la muerte no puede quitarte es el único y verdadero tesoro. Y lo que cualquiera te puede quitar no es ningún tesoro; simplemente estás siendo engañado.


Tu única inquietud debe ser ésta: cuida y protege aquellas cualidades que puedas llevar contigo cuando la muerte destruya tu cuerpo, tu mente, porque esas cualidades serán tus únicas compañeras. Son los únicos valores reales y únicamente la gente que los alcanza, vive; sólo ellos. Los demás solamente fingen vivir. 

OSHO
(SEMESTRE: FEBRERO 2015 - JULIO 2015)
LECTURA 2, PARCIAL 1

El talento

– Maestro, tengo un problema con mi hijo

– Me trajo las notas del colegio, una alta calificación en dibujo y una pésima calificación en matemáticas.

– ¿Qué harás? – dijo el maestro

– ¡Lo pondré de inmediato a tomar clases particulares con un profesor de matemáticas!

– Necio, ponlo de inmediato a tomar clases particulares con un profesor de dibujo.

– Todos servimos para algo pero no todos servimos para lo mismo.

Alejandro Jodorowsky 

(SEMESTRE: febrero 2015 - julio 2015)
LECTURA 1, PARCIAL 1

Carta del escritor y terapeuta argentino Jorge Bucay a su hija.


Antes de morir, hija mía, quisiera estar seguro de haberte enseñado…

a disfrutar del amor
a confiar en tus fuerzas
a enfrentar tus miedos
a entusiasmarte con la vida
a pedir ayuda cuando la necesites
a permitir que te ayuden cuando sufras
a tomar tus propias decisiones

Quisiera estar seguro, hija mía, de haberte enseñado…

a decir o callar según tu conveniencia
a quedarte con el crédito por tus logros
a superar la adicción a ser aprobada por los demás
a no absorber las responsabilidades de todos
Quisiera estar seguro, hija mía, que aprendiste…
a ser consciente de tus sentimientos
a no perseguir el aplauso sino tu satisfacción
a dar porque quieres y no porque crees que es tu obligación
a exigir que se te pague adecuadamente por tu trabajo

Antes de morir, hija mía, quisiera saber…

que aceptas tus limitaciones sin enojo
que no impones tu criterio ni permites que te impongan el de otros
que dices que sí sólo cuando quieres y dices que no sin culpa
que eres capaz de vivir en el presente
que aceptas el cambio y que revisas tus creencias
que llenas primero tu copa y sólo después la de los demás

Antes de morir, hija mía, quisiera estar seguro de haberte enseñado…

a planear tu futuro pero no a vivir en él
a valorar tu intuición
a celebrar la diferencia entre los sexos
a tratar y exigir ser tratada con respeto
a desarrollar relaciones más sanas y de apoyo mutuo donde la comprensión y
el perdón sean prioritarios

Antes de morir, hija mía, quisiera saber…

que aprendiste a aceptarte como eres
que no miras atrás para ver quién te sigue
que eres capaz de crecer aprendiendo de los desencuentros y de los fracasos
que te permites reír a carcajadas por la calle sin ninguna razón

Antes de morir, hija mía, quisiera estar seguro de haberte enseñado…

a no idolatrar a nadie
y a mí, que soy tu padre…
menos que a nadie.
JORGE BUCAY